Texto sobre la obra de Dulce Lamarca. 2022 - Compartir, invitar, inventar excusas, presenciar, dar tiempo



Publicado en Blue Oyster Art Project Space


Compartir, invitar, inventar excusas, presenciar, dar tiempo.
Texto por Valeria Rovatti acerca de las performances online de Dulce Lamarca

Me confieso

Es una trampa seductora pensar que uno puede descubrir la totalidad de un artista en el hallazgo de una sola de sus producciones. Atravieso este engaño de cuerpo entero cuando me enfrento a la tarea de escribir y querer decirlo todo acerca del trabajo más reciente de Dulce Lamarca, titulado Can you here me?. Sin embargo, llevo ventaja dado que en el 2019 tuve el agrado de ser parte de la primera iteración de esta obra que hoy se convierte en una serie de performances online que realiza la artista. En aquel entonces, la obra se realizó en el marco de la 3ra edición de Casa Intervenida, proyecto en el cual trabajo junto a Fabia Nottage desde 2016, gestionando y curando muestras en espacios habitables.

En aquella primera edición, la obra se presentaba montada en una casa. Los visitantes tenían la posibilidad de interactuar con Dulce mediante una computadora y una tablet. En una pantalla, el link a una videollamada permanecía abierto durante el período total de exhibición. En la otra pantalla, se reproducía en tiempo real todos los movimientos que la artista realizaba desde su computadora en su estudio en Nueva York.

En esta nueva versión, la pieza no sólo retoma si no que pareciera insistir sobre la pregunta y el juego de palabras que la titula. La artista vuelve a poner en tensión los matices de una propuesta participativa que deja en evidencia un proceso multiforme de investigación acerca de la posibilidad de proximidad, cercanía y distancia.


La fórmula

El trabajo de Dulce se sitúa en medio de las cosas para poder girar sobre su eje y así señalar todo lo que lo orbita. 

Es desde el medio que puedo mirar hacia los costados y reflexionar. 
Es desde el medio que entiendo de dónde vengo y cuáles son las posibilidades para seguir. 
Es desde el medio que puedo situarme para imaginar una fórmula al andar. 

El pasado lunes 23 de mayo, Lamarca realizó la segunda versión de este ensamble. Mi experiencia anterior trabajando con la artista y esta nueva presentación, son los disparadores que motivan mi escritura hoy. Quisiera señalar que, en su trabajo, pareciera repetirse con insistencia la misma fórmula:
Compartir, invitar, inventar excusas, presenciar, dar tiempo.


Esta vez, la artista emitió esta pieza de forma radial, al mejor estilo STREAMER: desde su taller en Nueva York generó un link a una videollamada e invitó a sintonizar la performance desde diversas coordenadas, ampliando y multiplicando la sede ´´original´´ de este acontecimiento. La experiencia perceptiva de cada espectador fue particular, dado que entraban en juego los sonidos, la respiración, la iluminación, la resolución de cada pantalla y hasta el espacio físico desde donde cada participante se sumaba a la videollamada. 

De eso se trataba: de la posibilidad de lo múltiple y simultáneo, de lo singular de cada experiencia que fue, a su vez, compartida.


Dentro de la pantalla: el tiempo

Una vez iniciada la reunión virtual, la artista nos convierte en testigos de una pieza inédita compartiendo registros audiovisuales que giran en torno a un paisaje. Más que fotos y videos, el material se convierte en una suerte de retrato vivo donde Dulce nos invita abiertamente a vivenciar, en tiempo presente, el acto de hacer memoria. La artista nos invita a mirar brevemente hacia atrás. Rebobina su archivo personal y avanza en búsqueda del pasado. Nos sitúa a su lado y nos pide que la acompañemos. Dulce nos presta su tiempo. Nos convida del suyo.

El tiempo es un personaje en sí mismo.
Tiempo con mayúsculas 
Cómo el tiempo nos toca 
Cómo el tiempo se convierte en un testigo en sí mismo 

La artista nos convida fragmentos de una obra en proceso: nos deja mirar, opinar, pellizcar y participar. No puedo hacer otra cosa más que especular. 

Imagino esta pieza terminada: posiblemente trate sobre la familia, los afectos, los viajes y los desamores de un lugar. La arena, el viento, la piel seca. Las lecturas en voz baja, los recuerdos que se nos pegan como aguavivas al cuerpo… Sobre la ingrata promesa de la felicidad, sobre los años de juventud. Indudablemente, estos extractos de su film que la artista nos deja degustar, nos toque y acaricie y nos deje, ¿por qué no?, un trago agridulce, tal y como las bromas que nos suele jugar nuestra memoria. 

Y aunque las especulaciones sean múltiples, la performance no trata del resultado si no del quehacer momentáneo. La artista vuelve, una y otra vez, retoma la historia que quiere contar. Re-actúa cada segundo del archivo de una película sin editar. 

En pantalla, compone con sus imágenes mientras hace zoom in y zoom out. 

Algunas veces pone play y por momentos pausa la reproducción, propiciando la intervención y entonces los espectadores se convierten en guionistas conversando desde el chat de Zoom o enviando mensajes por Whatsapp. 

Dulce nos mira para ver cómo miramos, y entonces, en la resonancia, entender qué es lo que ella ve. 

´´No existe una sola imagen que no implique, simultáneamente, miradas, gestos y pensamientos. Dependiendo de la situación, las miradas pueden ser ciegas o penetrantes; los gestos, brutales o delicados; los pensamientos, inadecuados o sublimes. (...) La cuestión es, más bien, cómo determinar, cada vez, en cada imagen, qué es lo que la mano ha hecho exactamente, cómo lo ha hecho y para qué, con qué propósito tuvo lugar la manipulación. (...) Frente a cada imagen, lo que deberíamos preguntarnos es cómo (nos) mira, cómo (nos) piensa y cómo (nos) toca a la vez. ́ ́

George D. Huberman (Prólogo) 
Harun Farocki - Desconfiar de las Imágenes

¿En qué cosas puede quedar impregnada la imagen de otra cosa? 
¿Cuántas formas de transferencia existen entre las personas, los lugares y los objetos en ellos inscriptos? 
¿Qué tipo de traducción ocurre cuando imaginamos un sitio en una voz que escuchamos, 
cuando en una persona, encontramos un lugar, cuando en una foto, escuchamos música? 

¿Cuántos ruidos nos tocan, y silencios nos asustan? 
¿Cuántas veces quedamos a la espera? 
¿Cuántas imágenes nunca ocurrieron?


Mover lo que nos mueve

Justo en la mitad de su performance, Dulce comparte un cartel en pantalla que dice: ´´Just take a moment´´. En ese preciso momento, la artista nos comparte sus movimientos, sosteniendo sus dispositivos al estilo cámara en mano, realizando un paneo por sus notas, su espacio de trabajo, hasta terminar en su terraza. 

Por un rato, nos va a situar del otro lado de su pantalla. Así, Dulce nos convertirá en testigos del backstage, presentando la escena detrás de escena. 

¿Cómo interactuamos con ella que interactúa con su material? 

¿Cómo interactuamos con su material que interactúa con nosotros? 

La artista expone el intervalo. Mientras su cuerpo cae en la hamaca paraguaya, esta pieza cambia de velocidad. Expone la intimidad que la mueve: lo más personal del proceso, el cuerpo en acción, la producción y la reflexión en el acto de compartir, el acto de crear-con. Desplaza la idea de una performance con audiencia al hacernos testigos activos mientras nos involucramos y manipulamos el quehacer mismo de un acontecimiento en donde relacionarnos, nos hace mover lo que nos mueve a nosotros mismos. 

Nos deja en evidencia que el peso de nuestro cuerpo en la silla es nuestra única compañía. 
El peso y el alivio de saberse vivo.

Es como voltear las hojas de un libro. 
Un libro tiene un principio y un final. 
Pero esto es sobre el mientras tanto,
Recorriendo las páginas, la acción en sí. 

Proponer. Eso hace Dulce, a la vez que se protege en la distancia de la representación y la reproducción. El velo de la tecnología expone y tapa todo.





 

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